jueves, 2 de junio de 2011

fiestas paganas


Lo que la IGLESIA DE DIOS (7° DIA) A.R. cree y proclama referente a las “fiestas paganas”, es que:
a) Las festividades comúnmente conocidas como: Navidad, Cuaresma, Domingo como día de reposo, Día de los muertos, etc., no son instituidas por Dios.
b) Observarlas es mezclar el verdadero culto a Dios con prácticas que El condena.
Festividades que no se deben celebrar
La mayor parte del mundo religioso que nos rodea y sociedad en la cual vivimos, celebra muchos días, a los cuales les ha dado carácter religioso y cristiano. Toda persona, antes de celebrar un día festivo, debiera analizar y estudiar la razón y el origen del tal conmemoración, para saber si es lícito o no hacerlo.
Gran parte de los días que se festejan como conmemoraciones cristianas, tienen su origen en costumbres paganas que han sido introducidas muy astutamente, dando origen a un falso cristianismo. El profeta Jeremías, advirtió de parte del Señor a su Pueblo: “No aprendáis el camino de las gentes…” (Jeremías 10:2).
¿Por qué el hombre festeja el 25 de diciembre llamándole NAVIDAD? Porque muchos creen que en esa fecha nació nuestro Señor Jesucristo. Fecha que la Biblia no señala.
¿Por qué conmemora el hombre la Cuaresma? Irineo, Obispo de la Iglesia Católica en Francia escribía al Obispo de Roma diciéndole: “La cuaresma entró en la Iglesia como una costumbre por imaginación popular” (Historia de la Iglesia, por Eusebio, Libro 5, capítulo 24). Este período de abstención de cuarenta días ya era observado por los gentiles antes de Jesucristo y en los días de Jesucristo.
¿Por qué observa el hombre el DOMINGO como día de reposo? Por la errónea consideración que hace de la Escritura. Idénticamente está la celebración del Domingo de Ramos, Viernes santo, etc.
¿Por qué festeja el hombre los días de los muertos? Por la tradición que del paganismo se ha infiltrado en el cristianismo. “Porque todas las gentes han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella (Babilonia) y los comerciantes de la tierra se han enriquecido por la potencia de sus deleites” (Apocalipsis 18:3).
Nuestra Religión un Verdadero culto a Dios
Nosotros como pueblo de Dios para nuestras celebraciones tenemos base en las Sagradas Escrituras. Nuestro Señor Jesucristo dijo a quienes no adoran en verdad: “Este pueblo de labios me honra, más su corazón lejos está de mí. Y en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. Porque dejando el mandamiento de Dios, tenéis la tradición de los hombres…” (Marcos 7:6-8).

el cuarto Mandamiento de la ley


Lo que la IGLESIA DE DIOS (7° DIA) A.R. cree y proclama respecto a el cuarto Mandamiento de la ley. a)Dios nos ordena observar el séptimo día de la semana comúnmente llamado sábado, como día de reposo.
b) Se debe observar desde la puesta del sol el viernes y concluirse hasta la puesta del sol del sábado.
c) Fue dado como memorial de la creación y es un día que debe usarse para descanso y adoración a Dios.
El Cuarto Mandamiento del Decálogo ordena al pueblo de Dios observar el séptimo día de la semana llamado sábado (Éxodo 31:15). El mandamiento es: “Acordarte has del día del reposo para santificarlo” (Éxodo 20:8).
Esta observancia del sábado la hizo Israel antes de recibir la ley en el Monte Sinaí, pues ya conocía los mandamientos de Dios.“…así el pueblo reposó el séptimo día” (Éxodo 16:23-30).Sábado es el día que antecede al primer día de la semana (Mateo 28:1).
Se debe observar el sábado como sagrado y santo
El Señor dijo: “Seis días trabajarás y harás toda tu obra más el séptimo día será reposo para Jehová tu Dios: No hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas” (Éxodo 20:9-10). Al hombre se le dan seis días para que haga su obra (se dedique a su trabajo secular) y se le ordena reposar en el séptimo día para que lo dedique a su Dios.
El profeta Isaías nos dice cómo se debe observar este día: “Si retrajeres del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y al sábado llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no haciendo tus caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus palabras: Entonces te deleitarás en Jehová…” (Isaías 58:13,14).
Este día debe ser observado desde la puesta del sol del viernes, hasta la puesta del sol del sábado.“Sábado de reposo será a vosotros… de tarde a tarde holgaréis vuestro sábado” (levítico 23:32).
El Sábado, memorial de la Creación
Dios, definiendo la causa de la observancia del Sábado, dice: “Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, la mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto Jehová bendijo el día del reposo y lo santificó” (Éxodo 20:11); quedando así como memorial de la creación.
Este día fue santificado y bendecido para beneficio del mismo hombre: “También les dijo (Jesús): El sábado por causa del hombre es hecho; no el hombre por causa del sábado. Así que el Hijo del Hombre es Señor aun del sábado” (Marcos 2:27,28).
He aquí el ejemplo de Jesús: Jesús acostumbraba ir a la sinagoga en los sábados (Lucas 4:16) Enseñaba en los sábados (Lucas 4:31).
Después de la muerte de Jesús, sus discípulos guardaron el sábado: “Y vueltas, aparejaron drogas aromáticas y ungüentos; y reposaron el sábado conforme al mandamiento” (Lucas 23:56).
En los días de Pablo se registra que casi toda la ciudad de Antioquia de Pisidia dejó sus labores en día de sábado para oír la palabra de Dios: “Y el sábado siguiente se juntó casi toda la ciudad para oír palabra de Dios. Y estos no eran judíos, sino gentiles”. (Hechos 13:42,44).

La Práctica de la oración


Lo que la IGLESIA DE DIOS (7° DIA) A.R. cree y proclama referente a “La Práctica de la oración”, es que:
a) Es el medio que el hombre tiene para comunicarse con Dios.
b) Esta debe hacerse en nombre de Jesucristo.
c) Jesús, como Sumo Pontífice del Pueblo de Dios, penetró los cielos y está a la diestra del padre celestial intercediendo por sus discípulos.
d) La oración debe hacerse con plena certidumbre de fe.
La oración, es el medio de comunicación con Dios.
La oración es un don de Dios. La oración es el conducto que el hombre tiene para comunicarse con su Creador: “Oye pues la oración de tu siervo, y de tu pueblo Israel; cuando oraren en este lugar, también tú los oirás desde el lugar de tu habitación, desde los cielos: que oigas y perdones” (I Reyes 8:30).
Es el medio que el hombre tiene para manifestar delante de Dios sus necesidades y su gratitud: “Por nada estéis afanosos; sino sean notorias vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con hacimiento de gracias” (Filipenses 4:6).Jesús enseñó a sus discípulos a orar dirigiendo su plegaria a Dios que está en las alturas de los cielos: “Vosotros pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre” (Mateo 6:9).
El creyente debe orar en nombre de Jesucristo
Jesús indicó a los suyos que la oración la debían hacer en su nombre: “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, esto haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidieres en mi nombre, yo lo haré” (Juan 14:13,14). Orando en el nombre de Jesús, la oración del cristiano será eficaz y los que verdaderamente buscan a Dios en oración tendrán cubiertas sus necesidades.
El porqué debemos orar a Dios en el nombre de Jesucristo, es que él es el mediador entre Dios y los hombres: “Porque hay un Dios, asimismo un mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo Hombre” (I Timoteo 2:5).
Jesús, Sumo Pontífice, Puente del Pueblo de Dios
“Todo pontífice es constituido a favor de los hombres en lo que a Dios toca, para que ofrezca presentes y sacrificios por los pecados” (Hebreos 5:1). Tal fue la misión que tuvieron los hombres llamados a este ministerio; y a semejanza de ellos, pero en forma más efectiva, nuestro Señor Jesucristo fue constituido nuestro Sumo Pontífice: Por tanto, teniendo un gran Pontífice que penetró los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión” (Hebreos 4:14,15). Hoy, en su nombre podemos acercarnos a Dios: “Lleguémonos pues confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16).Pues él intercede por nosotros a la diestra de Dios (Romanos 8:34).
Algunas recomendaciones sobre la oración
1. Debe hacerse obedeciendo a Dios (I Juan 3:22).
2. Debe hacerse con corazón lleno de fe (Hebreos 10:22; Santiago 5:17).
3. Debe ser un hábito diario (I Tesalonicenses 5:17).
4. Debe ser persistente, con reverencia, sin desmayar (Lucas 18:1).
5. La mujer debe cubrir su cabeza al orar (I Corintios 11:5,6).
6. Se deben pedir cosas útiles para el desarrollo de la vida espiritual (Santiago 4:3).
7. Debemos pedir de acuerdo a la voluntad del Señor(I Juan 5:14).
El Señor no dejó una oración para repetirla continuamente, sino como modelo para mostrarnos las cosas que podemos y debemos pedir y que él nos dará (Mateo 6:9-13).

la oración por los enfermos


Lo que la IGLESIA DE DIOS (7° DIA) A.R. cree y proclama referente a la oración por los enfermos es que:
a) Dios oye y contesta las plegarias de fe, tanto individuales como colectivas, a favor de los enfermos.
b) Los enfermos deben llamar a los ancianos de la Iglesia para que oren a Dios y los unjan con aceite.
Dios oye y contesta la oración a favor de los enfermos
Dios manifiesta su amor a los hombres, interviniendo a favor de aquellos que le buscan; el salmista escribió: “Dios es nuestro amparo y fortaleza. Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Salmo 46:1).Y referente a la enfermedad, dice: “El es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias” (Salmo 103:3).
El Rey Ezequías oró a Dios cuando estaba enfermo; Dios lo sanó y prolongó su vida (II Reyes 20:1-6). Por la oración del apóstol Pablo, el padre de Publio fue sano: “Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebres y disentería: Al cual Pablo entró; y después de haber orado le puso las manos encima y le sanó” (Hechos 28:8).
La unción con aceite y la oración para sanidad
El don de sanidad lo tuvieron los apóstoles y lo usaron sanando a muchos enfermos al orar por ellos en el nombre de Jesús, puesto que tal poder les dio el Señor: “Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio potestad contra los espíritus inmundos, para que los echasen fuera y sanasen toda enfermedad y toda dolencia” (Mateo 10:1).
Los apóstoles pusieron por obra este don, no sólo en los días en que Jesús estuvo con ellos, sino después de que el Señor ascendió a los cielos: “Y por las manos de los apóstoles eran hechos muchos milagros y prodigios en el pueblo.Tanto que echaban a los enfermos por las calles y los ponían en camas y lechos.Y aún de las ciudades vecinas concurrían multitud a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos, los cuales todos eran curados” (Hechos 5:12,15, 16).
Aunque no siempre se ejerció con efectividad el don de sanidad, de tal suerte que Pablo, poco tiempo después, recomendó a Timoteo lo siguiente: “No bebas de aquíadelante agua, sino usa un poco de vino por causa del estómago y de tus continuas enfermedades” (I Timoteo 5:23). También da el siguiente informe: “Erasto se quedó en Corinto: y a Trófimo dejé en Mileto enfermo” (II Timoteo 4:20).

La Cena del Señor


Lo que la IGLESIA DE DIOS (7° DIA) A.R. cree y proclama referente a “La Cena del Señor”, es que:
a) La celebración de la Cena del Señor, es una ordenanza dada a la Iglesia como un memorial de la muerte de Cristo.
b) Su celebración nos recuerda el Nuevo Pacto sellado con la sangre de Jesucristo.
c) Debe observarse anualmente al principio del día 14 de Nizán (Abib), primer mes del calendario religioso hebreo.
d) Debe usarse en este servicio solamente pan sin levadura y el jugo de la vid (sin fermentar), como emblema del cuerpo de Cristo y de su sangre.
e) Sólo los miembros (bautizados) de la Iglesia de Dios pueden participar de estos emblemas.
La Cena del Señor una ordenanza a la Iglesia
El Señor Jesucristo, la noche del día en que fue crucificado, estando con sus discípulos participando del “cordero pascual”, instituyó como memorial de su muerte lo que más tarde el apóstol Pablo llamaría “La Cena del Señor” (I Corintios 11:20). Marcos relata: “Y estando ellos comiendo, tomó Jesús pan y bendiciendo, partió y les dio y dijo: Tomad, esto es mi cuerpo. Y tomando el vaso, habiendo hecho gracias, les dio y bebieron de él todos. Y les dijo: Esto es mi sangre del Nuevo Pacto, que por muchos es derramada. De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día cuando lo beberé nuevo en el reino de Dios” (Marcos 14:22-25).
El evangelista Lucas registra las palabras en las que Jesús da la orden a sus discípulos de que esta ordenanza se hiciera en memoria de él: “Y tomando el pan, habiendo dado gracias, partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado: haced esto en memoria de mí” (Lucas 22:19).
El apóstol Pablo, refiriéndose a la orden dada por el Señor, dice: “Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió y dijo: Tomad, comed: esto es mi cuerpo que por vosotros es partido: haced esto en memoria de mí. Así mismo, tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre: haced esto todas las veces que bebiereis, en memoria de mí. Porque todas las veces que comiereis este pan y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que venga. (I Corintios 11:23-26).
Su celebración nos recuerda el Nuevo Pacto sellado con la sangre de Jesús.
El antiguo Pacto celebrado entre Dios e Israel, teniendo como base la ley de Dios escrita en dos tablas de piedra y sellado con sangre de animales (Éxodo 24:1-18), quedó abolido por el mismo Dios, quien prometió efectuar su Nuevo Pacto, teniendo como base la misma ley pero ahora escrita en los corazones de su pueblo y sellado con la preciosa sangre de Jesucristo (Jeremías 31:31-34; Hebreos 10:14-23).
La celebración de la Cena del Señor por los creyentes de la Iglesia de Dios, no es para perdón de los pecados, sino para hacer remembranza de nuestra salvación, que por la gracia de Dios hemos adquirido por la fe en Jesucristo y para fortalecer la comunión con Dios y sustentar nuestra fe. Cada creyente debe esforzarse en vivir en santidad durante todo el año, de tal modo que pueda acercarse dignamente a la mesa del Señor, pues de no hacerlo así, juicio come y bebe para sí (I Corintios 11: 27-29).
La Cena del Señor, una celebración anual.
El Señor Jesús instituyó el memorial de su muerte, la noche en que el pueblo de Israel celebraba la Pascua participando del “cordero pascual”.
“Y vino el día de los ázimos, en el cual era necesario matar la pascua. Y envió a Pedro y a Juan, diciendo: Id, aparejarnos la pascua que comamos… Fueron pues y hallaron como les había dicho, y aparejaron la pascua. Y como fue hora, se sentó a la mesa y con él los Apóstoles…” (Lucas 22:7-20; ver Mateo 26:17-20). Pascua que era celebrada el día 14 del primer mes llamado Abib o Nizán del calendario religioso Hebreo.“En el mes primero, a los catorce del mes, entre las dos tardes, pascua es de Jehová” (Levítico 23:5).
Y hoy, como un memorial de la muerte de Jesús, en acatamiento a su mandato, el pueblo de Dios participa de esta celebración en la fecha en que Jesús fue entregado, anunciando al mundo la muerte del Señor (I Corintios 11:23-26).
Emblema del Cuerpo y la Sangre del Señor
En esta conmemoración debe usarse conforme a la institución del Señor, exclusivamente pan sin levadura y el fruto de la vid (jugo de uva sin fermentar) como emblema de su cuerpo y de su sangre. La Cena del Señor una celebración exclusiva de los creyentes que viven de acuerdo a la voluntad de Dios.
Siendo la celebración de la Cena del Señor, una participación emblemática del cuerpo y la sangre del Señor y comparándose a nuestro Señor Jesucristo con la pascua, “porque nuestra pascua, que es Cristo, fue sacrificada por nosotros” (I Corintios 5:7) entendiendo que, si de la pascua ningún extraño (extranjero) podía participar de ella (Éxodo 12:43), así ahora, ninguna persona que no viva de acuerdo a la voluntad de Dios puede participar de esta celebración, cuando el pueblo del Señor conmemora su muerte participando de estos emblemas.

el lavatorio de los pies


Lo que la IGLESIA DE DIOS (7° DIA) A.R. cree y proclama respecto al “lavatorio de los pies”, es que:
a) El lavatorio de los pies es una ordenanza dada por Jesús como ejemplo de humildad.
b) Esta ordenanza debe practicarse en la relación con la Cena del Señor.
El lavatorio de los pies, una ordenanza del Señor
El lavatorio de los pies es una ordenanza dada por Jesús para que aprendamos a ser humildes. “Pues si yo, el Señor y Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavar vuestros pies los unos a los otros” (Juan 13:14). Cristo predicó y practicó la humildad, así desea que viva el hombre; él advirtió: “Porque cualquiera que se ensalza será humillado, y el que se humilla, será ensalzado” (Lucas 14:11).
La humildad es la virtud que el Señor desea que aprendamos de él, siguiendo su ejemplo. El dijo: “Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:29).
El lavatorio de los pies en relación con la Cena del Señor
El lavatorio de los pies debe practicarse en relación con la observancia de la Cena del Señor, aprovechando el momento de comunión especial que el pueblo de Dios vive al estar recordando la muerte del Señor Jesús.
El Señor instituyó el lavatorio de los pies.“Y la Cena acabada, como el diablo ya había metido en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, que le entregase”(Juan 13:2).“Levantose de la Cena, y quítose su ropa, y tomando una toalla, ciñose. Luego puso agua en un lebrillo y comenzó a lavar los pies de sus discípulos y a limpiarlos con la toalla con que estaba ceñido” (Juan 13:4, 5).Lo que a continuación se registra, nos da entender la importancia que tiene la práctica del lavatorio de los pies. Quienes no realizan esta práctica no tendrán parte con Cristo: “Dísele Pedro: No me lavarás los pies jamás. Respondió Jesús: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo: (Juan 13:6-8).
Enseguida, Jesús habla del significado de este acto y deja asentado que debe seguirse practicando entre sus discípulos:“Pues si yo, el Señor y Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavar los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de cierto os digo: el siervo no es mayor que su Señor, ni el apóstol es mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurado seréis si las hiciereis” (Juan 13:12-17).
El Consejo respecto a la humildad que debemos tener para someternos a sus ordenanzas, nos lo brinda el apóstol Santiago al decirnos lo siguiente: “Humillaos delante del Señor y él os ensalzará” (Santiago 4:10). Humillarse delante del prójimo al lavarle los pies no es fácil, cuando el orgullo no nos da lugar a que nos guíe el Espíritu de nuestro Dios.

Resurrección de los muertos



Lo que la IGLESIA DE DIOS (7° DIA) A.R. cree y proclama respecto a la “Resurrección de los muertos”, es que:
a) Los muertos han de resucitar para que sean juzgados conforme a sus obras.
b) Habrá dos resurrecciones, las que se efectuarán con un intervalo de mil años.
1. La primera resurrección se efectuará al venir el Señor Jesucristo por segunda vez a la tierra; en ella se levantarán los justos que han de reinar con Cristo mil años y recibirán la vida eterna (inmortalidad).
2. La segunda resurrección se efectuará después de mil años del reino de Cristo; en ella los malos serán resucitados para ser juzgados y destruidos.
Los muertos resucitarán para ser juzgados.
Conforme a la declaración de la Biblia, creemos que el hombre ha de ser juzgado después de su muerte: “Y de la manera que está establecido a los hombres que mueran una vez y después el juicio” (Hebreos 9:27). Juicio que efectuará nuestro Señor Jesucristo... que ha de juzgar a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino” (II Timoteo 4:1).
El divino Maestro declaró la doctrina de la resurrección de los muertos: “No os maravilléis de esto; porque vendrá hora, cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz y los que hicieron bien, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron mal, a resurrección de condenación” (Juan 5:28,29).
El apóstol Pablo, al comparecer en juicio ante Félix (Gobernador romano de Judea), expresó su credo, fe y esperanza: “Teniendo esperanza en Dios que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de los injustos la cual también ellos esperan” (Hechos 24:15, Apocalipsis 20:6,5).
La primera resurrección
Al venir nuestro Señor Jesucristo tendrá lugar la primera resurrección, tomando en ella parte solamente aquellos que murieron en el Señor: “Porque el mismo Señor con aclamación, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero” (I Tesalonicenses 4:16).Los justos que estén vivos, al venir el Señor, serán transformados, recibirán inmortalidad: “He aquí os digo un misterio: Todos ciertamente no dormiremos, mas todos seremos transformados. En un momento, en un abrir de ojos, a la final trompeta, porque será tocada la trompeta y los muertos serán levantados sin corrupción y nosotros seremos transformados” (I Corintios 15:51).
“Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad en estos; antes serán sacerdotes de Dios y de Cristo y reinarán con él mil años” (Apocalipsis 20:6).
La segunda resurrección
La segunda resurrección se efectuará al finalizar el reino del Señor; es decir, mil años después de la resurrección primera: “Mas los otros muertos no tornaron a vivir hasta que sean cumplidos mil años…” (Apocalipsis 20:5).
En esta segunda resurrección se han de levantar todos los que no tuvieron parte en la primera, sólo para ser destruidos:“Y vi los muertos grandes y pequeños, que estaban delante de Dios; y los libros fueron abiertos: Y otro libro fue abierto, el cual es de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el que no fue hallado escrito en el libro de la vida, fue lanzado al lago de fuego…” (Apocalipsis 20:12-15).
Nota: El lago de fuego es la muerte segunda o destrucción eterna, según el verso 14 y Apocalipsis 21:8 (b).